Se presentan en 38 capítulos las recomendaciones de “no hacer” en medicina interna, elaboradas por profesionales del Foro Internacional de Medicina Interna (FIMI) pertenecientes a América y a la Península Ibérica, y colaboradores.
Si bien los clínicos e internistas se caracterizan por ser integradores y tener una visión holística de la persona, por cuestiones didácticas presentamos las recomendaciones, en algunos casos por aparatos y sistemas (cardiología, neumonología, etc.), en otros casos como situaciones prevalentes (hipertensión, dislipidemia, reanimación ante paro cardiorrespiratorio, etc.); también se presentan por escenario (emergencias, medicina hospitalaria, etc.) y a veces atravesando todas las situaciones (bioética), e incorporamos recientemente recomendaciones vinculadas a COVID–19.
Esta modalidad puede traer aparejadas superposiciones inevitables (por ejemplo, temas de infectología en la consulta ambulatoria, temas de cardiología en cuidados críticos).
Si bien la mayoría de las recomendaciones enfatizan el “no hacer”, en algunas se consideró importante el “no deje de hacer”. Las mismas a su vez tienen dos opciones que remarcan el énfasis de la recomendación: “no haga” o “evite”. Se debe tener en cuenta que conforme surjan nuevas evidencias las recomendaciones pueden ir cambiando.
Cada recomendación tiene su argumentación y las citas bibliográficas. Cada apartado tiene al menos cinco recomendaciones.
¿Por qué los médicos hacemos en nuestra práctica clínica acciones aprendidas sin fundamento?
CHOOSING WISELY es un esfuerzo de médicos hispanoamericanos en el que los autores incluyen prácticas en medicina que se realizan cotidianamente a pesar de la falta de evidencia para su eficacia y que incluso pueden dañar a los pacientes.
Estas son prácticas que los médicos transmiten de generación en generación a sus estudiantes y residentes. Quizás lo hacemos porque así lo aprendimos, y este texto nos invita a reflexionar cada vez que enfrentemos una situación que solemos resolver con lo visto y lo vivido más allá de la evidencia científica.
Debemos comprender que evitar la práctica clínica de bajo valor no se trata sólo de “no hacer las cosas”, sino que también incluye las prácticas que omitimos y que deberíamos estar haciendo.